Canto de Sirena
Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.
Una Sirena no canta
porque tenga una respuesta.
Canta porque tiene una canción.
Anónimo.
Una mujer vive,
se disemina en el fondo del abismo, se sumerge como sirena en las
profundidades, busca mantos de coral negro, es canto del texto que la mano
escribe, como sicario manejo daga o
puñal filoso, descifro el camino de la hemoglobina.
Hora propicia
para utilizar el cálamo: encuentro el hito, anécdota, recuerdo, sin obsesión
escudriño el enunciado exacto.
El faro
provincial impone desde lo alto, la senda, oscilar de brújula, dolorosos fragmentos de ingente búsqueda del
naufragio.
Ahí principia
todo, empieza a correr el sudor en prosecución de lo que escribo.
Suspiro, frágil
vibración de canto de sirena, su vientre oscuro, denso pelambre en la entrepierna,
visión primera del oriente, lanzo mi red, deseo atrapar ese mar de fondo incontrolable,
encontrarme a mi mismo en la poesía.
Tenaz insisto, puedo
realizar la hazaña en horas decapitadas
de nubes que pertenecieron al aire.
Ahora duermen
en noble sombra las nubes, o quizás en afable cuerpo de la mujer hundida, de
frágiles pechos.
¡Siento el mar!,
el sollozo de amargura, densa, colérica por el naufragio tumultuoso, el poeta
escribe… describe sobre el cuerpo.
Era más que el
mar el amor convertido en ala de pájaro, ella, de escaso lino, la cubre su piel
húmeda, su desordenado cabello, sus labios biselados producen escalofrío.
Fue más
que el mar… orla de roto resplandor.
Con pluma en
mano, desplazo inasible nudo de palabras,
voces hechizadas en la ilusión del camino, enhebro palabras…no dejo
página en blanco.
Henchidas las
aguas dejan recuerdo dulce, emanación de aliento en cada estrofa de canto llega
sin afán, en hora incierta se desangra el cielo, el mar cobró la presa.
La hermosa
sirena quedó consiente en el visaje, su cuerpo juvenil intacto, allí quedó
la concreción.
El texto sigue…
lastima ampliarlo, duele el alma al abrazar, el ombligo estalla, emanación blanca
procede de orgasmo y texto.
Inicio…
concluyo, me hundo en el estanque de sueño fortificado, en silencio de sombras
que agitó el canto de la sirena.
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