Don
Vicente Núñez Fuentes, borda el cielo
El
domingo pasado por la mañana temblorosa, recibí la noticia de la partida de un gran amigo Don Vicente Núñez
Fuentes, me sentí conturbado, pues compartimos muchos momentos alegres dentro
del grupo cultural al que tanto afecto tuvo, nuestro viaje a Cempoala, con los
familiares de Doña Ángela, la visita a la zona arqueológica, en pleno
equinoccio de primavera, festejaban a San José de la montaña.
Primero
nos detuvimos en la Antigua, nos explicó donde había vivido Cortés con la
Malinche, más adelante visitamos la iglesia que él ayudó a construir donde se
encuentra sepultado su tío, el sacerdote Julio Cepeda.
De
su tío aprendió y asimiló la capacidad de compartir el ostensible amor, la
generosidad con todas las bondades que se su ser emanaban, desde sus estivales
días.
Antier
a 23:40 inició su Ascensión entre racimos de nubes, al encuentro de nuestro
Padre Celestial, ahora sus labios son fríos, arrullado en esas nubes cargadas
de tenue dicha.
No
sé, si tuvo oportunidad de mandar retocar la imagen de la Estela Maris, Virgen de los marineros pintada en 1952, que
vimos un poco deteriorada, lo que sí sé, es que esta primavera ya no escucharé
sus historias de trashumante y tantas hermosas peripecias.
Lo
que sí escucharé, serán susurros extraños de insobornables ángeles que bajo el
cielo hipnótico destellan, hoy a quién llamé mi segundo padre, va en sueño impoluto al cielo azul, el parpadeo
incendiado de su última mirada que nos regaló amigo, mentor, su voz he de
extrañar en esa violenta ausencia.
La
paz le llama a otro paraje enigmático, misterioso donde todo es silencio, resplandor callado,
denso.
Fue
gran pilar cultural de nuestro Diario La Opinión de Minatitlán, su función en
favor de sus compañeros, recibió el reconocimiento de OCEAC cuando fue
tesorero. Estuvimos en infinitas ocasiones en su casa, nos distinguió con su
amistad, nos quiso a todos sus amigos entrañablemente, fue ejemplo de cordura,
desapego, evitó las discusiones lábiles.
Ahora
me carcome el dolor, de los abrojos que quita a su paso, en esta partida ha habido desesperación,
angustia, hace tres días elevé muchas plegarias a Dios para que mitigara sus
dolores, cumplí en parte con los rituales de la misa, no he sido un hombre de
corazón puro.
No
habrá quien colme la sed temblorosa del cielo, cautiva en estas palabras, donde
la sonrisa de la tarde, mece en hondo, perdido hasta su resurrección.
Hay
palomas, aves, ululan, crascitan para
disipar el olor de las flores, gladiolas, rosas alelíes, contemplo la dulzura
del alivio en esa cama, la que hace poco abandonó, le despedimos entre extraños
suspiros, la voz le ha llamado, los ángeles beben el océano de la vida de
hombre justo, resplandor en el deseo de esta tarde impalpable, donde solo dormita, no le decimos adiós.
Usted
le dijo adiós a muchos grandes personajes. Se esparcirá su recuerdo en hojas
húmedas de polvo, en terciopelo del viento y enramadas. En nuestros labios
quedará el aroma de los que pudimos darte un beso, hoy Don Vicente Núñez
Fuentes borda el cielo.
Isidoro
A. Gómez Montenegro.
Panteón
Hidalgo
Abril
de 2015
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