Las nubes tienen obligación de flotar.
Hundo mis dedos
en tu ondulante y negra cabellera.
Noches de delirio, de árboles brillantes
sollozo de triunfo, ¡Hay! de alegría.
El aire de marzo mueve las nubes.
Mi corazón es lazo de sacrificio
para enredar tu largo pelo.
Bajel sin dueño, sombra vaporosa,
mano que canta bajo el murmullo de gloria.
Llevas laurel verde como corona,
rostro encantado de belleza… me causa insomnio.
El pecado es el premio, atadura al profundo infinito,
eres joven, de belleza de geranios y jacintos.
Llega la noche libre y perfecta,
aparece el deseo implícito,
tú y tus manos me pertenecen.
El viento agita la hierba,
agua se desliza entre mis dedos sin violencia.
Espuma clara, espejismo, espiga dorada, lento mármol.
Nacen pensamientos, brotan ideas.
Brusco triunfo, dulce tormento
ahí es donde mis labios te buscan.
Milagro prometido, presencia sometida a ti…
brota una lagrima.
El viento agita la hierba,
el ala del alcaraván y
nuestro amor crecen.
El corazón despierta en mil latidos.
Apareces con tu eterna sonrisa,
con tu cabello largo que despeina el viento.
En silencio, en silencio.
Ligero como aire de marzo…te beso.
Espera detenida…espera sin decir adiós.
Sigo enamorado… gozando de ti.
