lunes, 9 de febrero de 2015

Aquélla golondrina


Aquélla golondrina

Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.

Mientras el céfiro de la noche aumenta, las calles de la Col. Guerrero se vuelven desoladas, en las esquinas pequeños grupos, mujeres de rostro triste, esperan cliente.

Una de ellas, alejada, luce su figura, casi siempre viste de negro o gris, con gruesas trenzas o cola de cabello, grandes ojos, llama la atención.

La conocí hace algunos años, por casualidad, éramos compañeros en la misma pensión. Gloria me dijo que se llamaba, forzosamente pasaba por mi cuarto para llegar a la cocina, si mi puerta estaba abierta, me saludaba, a veces me contaba cosas de su azarosa vida, de las que yo dudaba.

Sin maquillaje y con el cabello suelto era aún más bonita, que cuando la veía en la esquina, ella nunca lo supo, no se lo dije, me gustaba escucharla.

Decía que padecía de ataques y perdía el conocimiento y al volver en sí, no recordaba nada, ni quién era. Su familia se aprovechó de su situación para despojarla de algunas propiedades, argumentaron que estaba loca, le siguieron un juicio de interdicción, lo peor no era eso, sino que la ingresaban al Fray Bernardino, Hospital de salud mental, la llevaban después de que vagaba descalza por las calles. Los pacientes realmente enfermos la golpeaban, no la dejaban descansar, después, los médicos la sometían a largos interrogatorios, para dejarla salir del hospital. ¿Cómo te llamas?, ¿Qué día es hoy?, ¿Dónde vives?, si contestaba bien le permitían salir, sino la trasladaban a otro pabellón.

Decía que era triste ver a las mujeres deambular por los pasillos en bata, desnudas bajo ella, algunas en sus días, escurría entre sus piernas su signo de mujer, no les proporcionaban toallas sanitarias.

Uno de sus compañeros, el que conoció por casualidad se encargaba de sacarla del hospital, otra persona caritativa la llevó a otro médico, le dio tratamiento y logró superar los ataques, le diagnosticó cierto grado de epilepsia.

A partir de entonces hicieron el esfuerzo de trabajar, él como vendedor de seguros, ella a su rutina de las noches, sin dejar su tratamiento, para no volver a repetir los ataques.

Esto me lo platicó mientras preparaba la comida, esperaba a su compañero, prometía convidarme, al llegar él, la comida era olvidada, mientras, yo salía a caminar.

Después de varios años volví a México, pregunté por Gloria, “La golondrina”, la portera me informó que en esos años no ha sufrido ataques, ni perdido la memoria, lo más interesante es que recuperó sus propiedades, ahora se dedica al alquiler de departamentos.

Por supuesto mi época de zagal ha pasado, mi corazón ha dejado de ser tierra donde anidaron briosos corceles, de vez en cuando camino por las calles, espero encontrar, aquélla golondrina.

 

 

viernes, 6 de febrero de 2015

Comentario de Ana Navone a mi poema Poema Nocturno

Ana Navone Tremenda agonia la del Hombre que busca las respuestas sin obtenerlas...tremenda angustia la de saber que vive el la oscuridad mas profunda y solo alguna luz de estrellas le dará esa poca eternidad que se llama poema. ¿A donde ir poeta? Con tanta ...Ver más
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Poema nocturno

Por, Isidoro A. Gómez Montenegro.

De la garganta de la noche

brota sed a torrentes

 dibuja espacios con astros y

música de estrellas,

ecos de voces y estatuas erguidas.

La muchedumbre se agolpa

escuchan:

“Poema nocturno”.

Choque de estrellas,

hojas de bronce caen,

desde lo alto vuelan hojas secas.

Palabras pronunciadas en oscuridad,

en sombras, cantar de esferas.

Cinético llanto de hombre;

sabe su mortalidad.

No discierne palabras entre lluvia,

frío, recidiva, cataratas de niebla.

Agua de abajo hacia arriba,

granos de tinta,

piedra convertida en ceniza.

Éste poema,

vestigio de poca eternidad,

hecho con fe y poca piedad,

estoy en el linde,

en el limen de vida y noche.

¿A dónde ir?

¿A quién debo acudir?

Mi escritura ya no es oscura,

es de agua; igual a mis ojos.

Cuando me marche,

con sed de terminar

ésta miserable agonía,

de no encontrarnos.

Como aquél individuo

uncido al molino,

girando todo el tiempo,

en pos de sí mismo.

Aunque vagues por calles y

suburbios extraños,

regresarás con amargura,

permanecerás siempre a ciegas,

incurable, miserable,

volverás al polvo nuevamente.

No encontrarás tu obra sobre la tierra,

aunque iluminen estrellas,

constelaciones, estaño

 la antorcha llevada por tu compañera.

¿Acaso alguien sabía de ustedes?

¡No!, no se distinguían

vuestras sombras en la oscuridad.

Agonizarán líquenes, helechos,

 el hombre concluirá:

 La música de las estrellas.

 

Os comparto el No. 60 de la Alcazaba

LA LCAZABA 60.pdf · versión 1

viernes, 30 de enero de 2015

Mensaje de la poeta Sonia Ferreira

COMPARTO CON USTEDES EL MENSAJE DE LA ESTIMADA POETA SONIA FERREIRA DE BRASIL. AGRADEZCO A ELENA VARGAS LO HAYA TRADUCIDO DEL PORTUGUES AL ESPAÑOL.
Mi dios, niño latino,
Tu mundo no es este....
Tu mundo es especial.
Eres el eco de grito
Eres la respuesta, a la pregunta
Eres el vuelo, al nido.
Eres la musa, del poema.
Endulzas la amargura, acaricias la ternura,
Eres la criatura que el creador carga en sus faldas.

Isadoro, gracias por permitirme crecer con tu sabia, profunda lírica y filosofía.
Mensaje de Navidad:
Mensaje para todos los días del Año Viejo, y para todos los días del Año Nuevo.
Gracias por tus poemas que me elevan hacia la Divinidad y me hacen sentir la grandeza de la mujer y venerar el gran potencial del alma masculina!
Isidoro, no te pido perdón, porque pienso que no pequé. Lamento las piedras en el camino que me impusieron como en una corrida de atletas sin medallas.
Justo hoy, 27 de enero, regreso a diciembre (se refiere a sus mensajes del Facebook) y leo los exquisitos regalos literarios que has compartido conmigo: Viajo a través de tus emociones, con lágrimas en los ojos de puro encanto.
Felicitaciones al país que te vío nacer. Ama al Dios que vive dentro de tus ojos y mueve los latidos de tu corazón. Respeto los caminos que de manera santa permitieron cruzarnos el uno con el otro.
Cariño: Sonia Ferreira

viernes, 31 de octubre de 2014


Olla de muertos

Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.

El culto a los muertos en San Antonio Tecómitl, es una práctica que se remonta a épocas tempranas de la historia del hombre.

Intentando responder a los grandes enigmas que nos acompañan a lo largo de nuestra existencia.

¿Qué existe más allá de la muerte?, ¿Hay existencia después de morir?

El día de muertos es una celebración de raíz prehispánica que se lleva a cabo en todo el país, no obstante en cada región, en cada pueblo, adquiere matices diferentes y particulares.

En San Antonio Tecómitl (Olla de piedra), ubicado en el sureste del Valle de México en la Delegación Milpa Alta, el día de Muertos alcanza proporciones de gran magnitud y se convierte en un rito colectivo, ceremonia en la que se honra la memoria y se rinde homenaje a los difuntos.

Desde el mediodía del 31 de octubre se recibe con campanas y suculentas “veinte flores”, no falta la flor de cempasúchil, el copal, el agua, la sal y los alimentos que el difunto prefería en vida.

La noche del  1°., de noviembre se ilumina con el resplandor de cientos de fogatas en las calles con el fin de velar la estancia de los muertos en el pueblo.

El 2 de noviembre, en el panteón, el atrio se alegra con la presencia de familias que acuden a adornar  las tumbas de sus difuntos. En las tumbas que no tiene lapidas se aplana la tierra se moja, adquiere tono negruzco; sobre ellas se forman figuras e imágenes a base de pétalos de cempasúchil, ángeles, santos, calaveras y retratos.

Las personas de ahí hacen “mentir el barro”, modelan el lodo del panteón y forman iglesias, pirámides y otras figuras que recubren con cal.

Se colocan sobre las tumbas ofrendas en miniatura y pequeños esqueletos de carrizo que representan entierros, bodas, bautizos.

En Tecómitl se piensa que de nuestra madre tierra salimos y a ella regresaremos al morir, mientras tanto juegan a modelar el lodo del panteón, lodo mezclado con el polvo de sus muertos; así les dan vida y así viven en su recuerdo cada 2 de noviembre.

También han anexado aspectos de los náhuatl como el tzompanti o muro de cráneos, la quema del copal, ocote y entonan cantos fúnebres.

Los ritos y ceremonias se llevan a cabo con respeto.

       

 

Hostilidad

 

Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.

 

Inmemorial hostil silencio.

Los cuadros, las paredes,

los fatuos recuerdos,

nos odian…

infeliz síntoma vivo.

Enfermedad latente

negación a hablar

a hacer el ridículo.

Somos clarividentes…

damos un paseo

no nos decimos nada.

En la desnudez de la noche

sentimos llegar la vida;

no sabemos si sonreír o llorar.

Somos inofensivos o exasperados,

permanecemos en calma

nos sentamos pacientemente.

Tu ausencia me asusta,

a través del largo día,

a distancia guías mi espíritu.

Guardas el amor tan en silencio,

hoy nos hablamos.

La ternura no tiene edad,

inocencia, ni palabras

nuestra ternura no es hostil.

Tal vez el silencio sea realce o

alguien inconscientemente nos odie.

Dejamos de tomar la iniciativa

de ser abiertos

a lo que nos enseña la vida.

No deploremos lo vivido,

ni nuestro silencio.

Nada podrá herirnos…

ni el adiós.

Gandhi


Gandhi (1869-1948)

“No hay camino para la paz, la paz es el camino.”

Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.

Mahatma Gandhi nace un 2 de octubre. Luchador incansable por la paz, llevó a su nación a la independencia.

Confiaba en la chispa divina que todos llevamos dentro, esa, inflamaría en amor hacia el creador soplando levente, Gandhi logró el respeto entre las castas de la India, consiguió que los parias, llamados los intocables, llevaran una vida normal, sin que se les considerara aves de mala suerte. Estudió Derecho en la Universidad.

El incidente que marcó la vida de Alma Grande fue cuando viajando en África en un tren de primera clase con boleto pagado, se le reprendió haciéndole pasar a tercera clase sólo por ser indio, al no obedecer lo bajaron en la primera estación.

Formó en 1893 la Asociación Hindú por los Derechos Civiles, dedicándose a luchar por la injusticia de sus compatriotas.

La India era colonia británica, cuando los ingleses entraron en guerra con los holandeses de África, él apoyó a la Gran Bretaña. Con esa actitud ganó simpatía entre los ingleses, situación que lo favoreció en el futuro.

Luchó siempre sin violencia, con “resistencia pacifica” o promoviendo la no cooperación. Al principio las autoridades británicas no daban crédito a que ese hombre de estatura baja, delgado en extremo, sencillo y moreno fuera ganando terreno.

“Quienes se encuentran en la cima de la montaña, nunca deben olvidar que están obligados a servir a quienes suben por las laderas y, especialmente, a los que continúan en las zonas  bajas”, no sólo lo decía, predicaba con el ejemplo realizando labores de los puestos mas bajos.

“Cuando se realiza una obra de caridad por exhibicionismo o por temor a la opinión pública, empequeñece a los hombre y aplasta su espíritu. El servicio que se presta sin alegría de ayudar a los demás, no es útil ni al que sirve, ni al que los recibe. La sincera satisfacción que surge al dar es la verdadera recompensa.”

Motivó a la gente a vestir ropa nacional, además de enseñarlos a usar la rueca o tejedora. Instaló una imprenta para hacer volantes y repartirlos entre su gente.

Vivió y vistió con sencillez, demostrando que la opulencia es mera apariencia, sin valores. Instauró granjas autosuficientes para albergar a los más pobres o a quienes se quedaban sin sueldo al ponerse en huelga exigiendo sus derechos.

En varias ocasiones fue encarcelado, ocupaba ese tiempo para meditación.

“El perdón es el estandarte del valiente.” decía, sonriendo sin rencor a sus agresores.

Luchó apasionadamente por la independencia de India, los británicos además de discriminarlos les cargaban impuestos altísimos imposibles de pagar.

A los ingleses no les importaba que los indios murieran abatidos por sus armas o por el hambre. Se puso en huelga de hambre varias veces, minando su salud.

Fue asesinado a los 79 años por un fanático nacionalista hindú quien creyó que Gandhi, por tratar de unir a los musulmanes e indios, los estaba traicionando.

Gandhi murió, el 30 de enero de 1948, como deseaba, frente a su enemigo, sonriendo y pronunciando el nombre de Dios, Ram, Ram.