El blog oficial del poeta Isidoro Montenegro y su esposa América Guerrero. poemas, ensayos y pensamientos nacidos del amor y el deseo
miércoles, 30 de octubre de 2013
martes, 29 de octubre de 2013
viernes, 11 de octubre de 2013
Mensaje a la conciencia
Necesito despojarme del ocio, es impostergable
hacerlo en ésta primavera señera
he inaplazable, no puedo llevar una vida contemplativa, la inmortalidad del
alma es algo relevante para mí, en consecuencia la fortuna no es tan necesaria
en lo personal, en cada paso trazamos caminos cotidianos, el aire se desprende
en cada palmo de atmósfera, las tardes se inventan mortecinamente al declinar
el sol, transfigurándose al anochecer nos deja mensajes en lienzos de papel,
las palabras, oleos, acuarelas, negrura donde se arrastra la noche.
Surgen seres sin fe, no logran cimentarla, parte
de nuestra existencia está llena de culpas, de cruces que no sabemos llevar a
cuestas, de arrepentimientos hechos a destiempo, nunca los sentidos. A veces
lloramos en silencio, no podemos engañar a la conciencia y nos laceramos en
silencio.
Caminamos por
vereda taciturna, camino sin vida, se comprende al mirar hacia atrás.
Seguiremos adelante con certidumbre de no
repetir los yerros y pecados cometidos,
en un verdadero acto de fe.
Alguien superior a nosotros desde lo alto lo ve
y es capaz de perdonarlo todo. Tendremos la oportunidad de alcanzar los más
elevados estados de la conciencia, la cumbre no resultará inalcanzable. Si no
tenemos buena voluntad descenderemos a los mas bajos estratos y nos hundiremos
en el cieno, por supuesto no será blanco, sino de peor color, de lastimero olor
como el de los cerdos, esa es la verdadera condición humana, sus ventajas y la
oportunidad de llegar a la cumbre.
Aprovechemos las horas de verdadera luz, los
árboles caídos o reclinados representan
un puente entre el mundo imperecedero.
Espíritus libres de prejuicios, lejos de los
osarios, no nos abandonemos a nosotros mismos, creamos, arrepintámonos de
nuestros pecados, convirtámonos, entreguémonos al Altísimo.
Dejemos a esos burgueses indolentes, apartémoslos
de nuestras vidas, no seamos mediocres de ideología, pensemos: Lo
circundante es aire, noche, bruma, éter,
espacio, amanecer, la muerte llega a liberarnos y nos lleva a otros inframundos,
pero no al fin, esperemos llegar a la inmensidad con certeza de que la cumbre no está lejos, allá nos
veremos teniendo en cuenta que el hombre es un conjunto de fuerza y debilidad, de luz y ceguera, de pequeñez y
grandeza… de humildad.
Proporcionemos afecto intensifiquémoslo a
nuestros semejantes, seamos compasivos
cualesquiera que sea la idea que tengamos de Dios, Él representa una energía de
amor en todas partes y culturas.
Canto sobre tu piel a través del papel
Debe
ser éste canto para ti, completo,
como
aire que pasa,
derriba las espigas y golpea las flores.
Este es
el canto a tu cabello largo y
bruño
como la noche,
manto
custodio de tus hombros;
de tu figura.
Charco
donde corre una esquirla de sol
y se
queda anclada para siempre.
Del
agua salen mis manos con peces adheridos,
llenos
de arena, sílice y un poco de mar.
Ese canto
nos hace ver hermosos.
Las
penas y el aire de la ciudad no son alegres,
por
tantas personas taciturnas,
por
tantos vagos desamparados,
por
tantos niños de la calle.
Yo le
canto, a tu mirada,
a esa
luz que mantienes encendida,
es mi dicha; ingente ilusión.
No la
puedo comparar con un río,
porque
sería demasiado caudalosa.
Este
canto es para tu boca grana;
incendia las estrellas.
Canto a
tu lengua, donde descansa tu boca;
es la
chispa del deseo.
Siento
tu cuerpo besado todo el día.
Canto a
tu bajo vientre; de una real hembra,
manantial
de bronce.
Tus
piernas son fruta; pueden morderse,
siempre
serán nido de mis manos,
donde
los zanates se volverán bellos
y
dejaran de ser azul negro.
Te
podría seguir diciendo hasta donde llega mi canto,
desde
tus pies pequeños, tus uñas
y a
otras tantas partes.
Todo es
fruta, ámbar comible.
Prefiero
escribir este canto sobre el blanco papel.
jueves, 10 de octubre de 2013
Tango
Siento el movimiento
andares permanentes
cruzan el rumor del vuelo.
Depositas tus pasos en mi pecho,
tu cuerpo universo completo.
Percibo tu cadera…
bajo sirgos otoñales invisibles
corazón oculto en el pecho
tus senos volcanes que lo ocultan.
El piso dormita entre nuestros pasos
se desbardan los aromas.
A lontananza se escucha Gardel
se desdobla la melodía
Volver luego La comparsita.
Te imagino alta, de músculos
precisos
eres catedral de mis horas oníricas
Madrileña de larga falda
ojos cálidos, despierto mirar,
muslos melodiosos, diestros
silueta sonriente en vesperal movimiento,
talle alto, senos sabor durazno.
Luden las teclas y el violín
al compás del péndulo
incesante flameo de tu orla oscura
tacones, incansable, brusco rasgar
de guitarras.
Tafetán adorna tu falda
cubre y descubre
perfectos adivinados muslos,
carne intocable a muchos.
Sueño que te abrazo y te pierdo.
Brazos suaves, sonrientes,
omóplato ardiente.
Aspiro la humedad de nuestros
cuerpos.
Catedral, erguida columna.
Es tu baile motivación de mis
sueños,
ante melodía de humo que
tácitamente dice:
Fumando espero…
Éramos tú y yo
Éramos tú y yo
Antes que el viento fuera soplo y
la montaña tuviera cúspide…
Éramos tú y yo
Antes que la luna y las estrellas
brillaran en oscura noche…
Éramos tú y yo.
Antes, mucho antes…
Antes que el bosque tuviera
meandros, flores, corola, tallo y
la rosa aroma…
Éramos tú y yo.
Antes que la campiña fuera
hierba, verde musgo, y
la meruca fuera café…
Éramos tú y yo.
jueves, 3 de octubre de 2013
No des el corazón...
No des el corazón… lo puedes perder.
En férvida caricia provocada por un
beso,
en suaves labios de enamorado.
Eres isla desierta,
trémula caricia prisionera,
inhabitada,
el sol no toca con sus fulgidos
destellos
tu nítida piel.
No des el corazón… lo puedes perder.
En alucinada hora de caricias,
en furtivos escarceos.
Si apuestas a la suerte
perderás el corazón,
en noche de amor y sueño.
No te entregues en voces calladas,
que se pegan a los labios.
Mis manos recorren las tuyas
en caricia secreta.
Se ilumina tu mirada soñadora.
No des el corazón… en la hora del
ansia,
en noche silenciosa, lenta,
triste o callada; lo puedes perder.
Atempera el movimiento y
forma tu silueta:
Polvo, aire, soplo, canto,
música de viento.
No des el corazón…
A cambio de un medroso verso
escrito apresurado; lo puedes
perder.
Te descubro cada día,
en cada hoja
que deshoja el tiempo.
No des el corazón…
Hasta encontrar el amor…
Llegará en silencio
en espuma, en espejo…
En tiempo de arena,
al borde del umbral del sueño.
Con frases sucesivas…
interminables palabras de amor.
Llegará a tu cuerpo discreto,
a tu mar sin surcar
a los barcos perseguidos.
Cubrirá la cariátide de tu silueta,
el ubérrimo manantial donde fluye
vida.
Lejos de amaritud de la existencia,
del acíbar de palabras pronunciadas,
como venablo.
¡Sólo entonces… entrega el corazón!
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