Necesito despojarme del ocio, es impostergable
hacerlo en ésta primavera señera
he inaplazable, no puedo llevar una vida contemplativa, la inmortalidad del
alma es algo relevante para mí, en consecuencia la fortuna no es tan necesaria
en lo personal, en cada paso trazamos caminos cotidianos, el aire se desprende
en cada palmo de atmósfera, las tardes se inventan mortecinamente al declinar
el sol, transfigurándose al anochecer nos deja mensajes en lienzos de papel,
las palabras, oleos, acuarelas, negrura donde se arrastra la noche.
Surgen seres sin fe, no logran cimentarla, parte
de nuestra existencia está llena de culpas, de cruces que no sabemos llevar a
cuestas, de arrepentimientos hechos a destiempo, nunca los sentidos. A veces
lloramos en silencio, no podemos engañar a la conciencia y nos laceramos en
silencio.
Caminamos por
vereda taciturna, camino sin vida, se comprende al mirar hacia atrás.
Seguiremos adelante con certidumbre de no
repetir los yerros y pecados cometidos,
en un verdadero acto de fe.
Alguien superior a nosotros desde lo alto lo ve
y es capaz de perdonarlo todo. Tendremos la oportunidad de alcanzar los más
elevados estados de la conciencia, la cumbre no resultará inalcanzable. Si no
tenemos buena voluntad descenderemos a los mas bajos estratos y nos hundiremos
en el cieno, por supuesto no será blanco, sino de peor color, de lastimero olor
como el de los cerdos, esa es la verdadera condición humana, sus ventajas y la
oportunidad de llegar a la cumbre.
Aprovechemos las horas de verdadera luz, los
árboles caídos o reclinados representan
un puente entre el mundo imperecedero.
Espíritus libres de prejuicios, lejos de los
osarios, no nos abandonemos a nosotros mismos, creamos, arrepintámonos de
nuestros pecados, convirtámonos, entreguémonos al Altísimo.
Dejemos a esos burgueses indolentes, apartémoslos
de nuestras vidas, no seamos mediocres de ideología, pensemos: Lo
circundante es aire, noche, bruma, éter,
espacio, amanecer, la muerte llega a liberarnos y nos lleva a otros inframundos,
pero no al fin, esperemos llegar a la inmensidad con certeza de que la cumbre no está lejos, allá nos
veremos teniendo en cuenta que el hombre es un conjunto de fuerza y debilidad, de luz y ceguera, de pequeñez y
grandeza… de humildad.
Proporcionemos afecto intensifiquémoslo a
nuestros semejantes, seamos compasivos
cualesquiera que sea la idea que tengamos de Dios, Él representa una energía de
amor en todas partes y culturas.
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