Vida
Isidoro A. Gómez Montenegro
Los mejores años de mi vida
pasaron… no los comprendí.
Mi corazón,
aldea de calles infinitas,
andar con otros pasos
lo conocido se extravía.
Digresión extraña refinada,
agresión al objetivo.
Odio y amo la vida,
algún día tomaré la palabra
serán catarata de abismos
Entran por puertas y ventanas del
mundo
el desplome; sima de la tarde.
Transparente sol a mis ojos sigue,
absurdas señales, grutas
terracerías, portal y muros falsos.
Despierto sin huellas,
sin palabras, todo es uno en mí.
Ni la muerte, ni la vida
esconde un sentido.
El hombre no produce milagros ni
nardos.
Todo tiene límites,
incluso la vida amorosa y la dulce
ira.
Mis pasos serán ocasos eternos,
cementerio de ríos,
rito doméstico trasmisible
tratando de prolongar lo
irremediable.
Aprendí a guardar silencio
sabía que era alondra de mar
ola profunda sin espuma,
lirio ambiguo, reloj sin manecillas.
La mirada fija en tierra áspera
golpea mi cuerpo.
Noche y madrugada…
La eternidad llega a tierra ciega.
Quiero
Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.
Quiero nacer sobre tu cuerpo
bañado en lágrimas de alegría.
Tu cuerpo violoncelo
canta fiestas y colinas.
Te amo con hoguera y martirio
desde tus dedos hasta tu bajo
vientre.
Con sucia pasión y destino.
Quiero nacer en tus ojos
de luz trasfigurada.
En la espesura de tus selvas,
tus dunas… malvas:
Besar tus colores,
tu sabor melodioso
con ahínco mágico.
Oasis en el azul de la noche.
Quiero sentir el latido
de tu estrella devorante
sus vaivenes y suspiros.
ser el oído del alba
escucharme en la sima de tu vorágine.
Quiero sentir tus frutos
en tu melodía cifrada.
Encender tus velas
e incendiarme.
En cristales de madrugada.
Quiero nacer en tu barca y
recordar erótico
la desnudez.
Después recobrar la paz
como pájaro desmemoriado y
nacer… en puro y absoluto amor.
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