estrellas titilantes
sueños escondían.
Alguien abrió la ventana
con asombro.
En la niñez veíamos
estrellas
con ojos cerrados; decía
el poeta.
Hoy cruzamos valles
de esperanza muerta.
Asombrado al saberme
solo nuevamente.
Envidio tu falta de
cansancio.
Ni desilusión,
ni cruel catástrofe,
extraño tu piel… tocarte.
Encuentro surcos,
huellas, del tiempo.
Mis párpados dormitan,
el espejo refleja
menos dientes.
En determinada época
tu andar fue breve
y mi cabello rizado,
se perdió
con la brisa del tiempo.
Hay tanto quehacer
de ocio…
Empieza el día
no sé que espero…
por desilusión.
Espero una mano
que convierta ésta
acidez
en esplendor
de medio día.
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