Hay un amor que para mí
toda mañana canta.
Voz de ternura.
Todos la escuchan.
Mis torpes labios,
apenas pueden decir
gracias.
No sé si gime… ese amor,
sobre las tibias tejas del techo
de nuestra casa.
El amor
no siempre canta de día
canta de tarde también.
Más tarde que la tarde
serán caricias, voces,
palabras de sentimiento.
En la oquedad de mi pecho
cabe su mano,
toca mi corazón.
Late al dulce tacto, sutil.
Luz dio a mi vida ese amor
que canta
para mí cada mañana…
o al final del día.
No sentiremos la soledad de dos.
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