Cae la tarde.
Los grillos amarillos,
callan su canto,
Mi risa se vuelve desierta,
mi corazón desnuda su amor.
En calma,
pido al Señor
que vuelvas…
anhelo desesperado.
Cruel tormento de no tenerte,
ilusión, sueño verte
convertida en capullo,
en mariposa.
La primavera que pasamos juntos,
mes de marzo inolvidable,
nuestros besos, poema claro,
quiero cantarlo hondo,
mi corazón se agiganta
ante esa razón.
Busco a Dios, a mi fe,
para pedirte que regreses…
Cristo crucificado
escucha mis palabras,
¡No puedo más!
Canto nuevo,
espero…
desnudo mi alma de poeta,
canto claro, profundo,
¡No quiero vivir en soledad!
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