miércoles, 11 de septiembre de 2013

Gemido



Remueven las capas de los árboles, los pájaros, con cantos secretos y graznidos; bajo un sol que no amansa.

Apresurado gemido sale de tus poros. Al plegarse tu vientre macizo, la tarde cae sobre tela cálida.

Un hombre espera la sombra de tu silueta, el sol se ha ido, él, encerrado en su ropa camina con sus recuerdos, lleva el tiempo en su espalda, sabe que el sol abate verdades, un abra de aguas duerme en gemido de mujer, poros de vientre macizo, oscuro.

Senos hermanados de risas, mar terso, pliegue de piel, a la luz amarilla del día.

Llega la oscuridad… desnudas sábanas, boca sin sabor.

Ella cierra la puerta, con desconfianza, guarda en su monedero la llave de la cerradura, sabe que cederán sus tersos muslos de virgen honesta, hurgada en la infancia.

La edad se arrastra en rincones de recuerdos, levanta las manos.

En las casas se oficia, celebran los esponsales, trigos de sol, azules vespertinos entristecidos.

Los amantes, aman sesgan el tiempo, corazones cuencos llenan a tesón, aprisionan pezones, cabellos, abarcan todo  esparcen sobrevivencia; quedo volcado en ti, en lo escrito, no gano palabras al silencio, los músicos dan su voz. 

Fuego orgulloso o sacro.

¡Oh amor!, ¡oh piedad!, suaves notas, significante reacción, ventila al fresco nuestros ingenios.

Dormitamos al amanecer… belleza de aurora, morena tez.

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