La vida nos lleva por donde quiere, solo hay que dejarse ir. No vamos
caminado solos, nos acompaña un ángel, cuidará de cada uno, con la bendición de
Dios.
A través de la vida entendemos como se manifiesta el amor, la vida sin amor no existe.
Encontraremos el verdadero amor, el fraterno, el que se manifiesta
entre un hombre mayor y otro joven, el maestro y el discípulo.
Algo sumamente natural, el amor innegable ennoblecido, el amor de
una madre por sus hijos a los que defenderá, aún a costa de su propia vida,
pues la da a cada momento que los lanza al mundo a aprender a morir.
El amor que se profesa en pareja, puro, a la vez apasionado, que no
se critica, el hombre fue hecho para la mujer y la mujer para el hombre.
En Eclesiastés en un capitulo de la Biblia así lo marca, el
verdadero gozo del uno en el otro.
El amor que fraternalmente se profesan los amigos verdaderos “no
hay mejor amigo que aquél que da la vida por su amigo”.
Que tristeza que la gente no aproveche los momentos, la verdadera
esencia de la vida ya que no se repetirán. Mi vida o vidas anteriores
estuvieron rodeadas de ángeles que siempre me acompañarán.
He logrado, afortunadamente desde hace mucho tiempo despojarme de
algunos defectos de carácter, podríamos
decir que eran malos sentimientos,
como el apego a las cosas materiales, los celos, que llegan a matar
en algunos casos, el odio, no te permite
vivir.
He descubierto que la envidia es una emoción que nos hace crecer,
sólo la detiene la mano de Dios.
He aprendido a valorar el don preciado de la vida, aunque he pasado
por sufrimientos. Sé que el Supremo Creador del Universo no nos envió a sufrir.
Este sufrimiento depende de nuestras acciones, es Ley del karma, no nos vamos
de esta vida sin pagar, esto puede conmutarse, cambiando nuestros actos.
Algo extraordinario es el amor infinito que Dios derrama sobre los
hombres. En la medianía de mi existencia, sé que puedo prescindir de tantas
cosas que resultan un lastre. No tendré
temor al fracaso, porque el fracaso es el infierno. No tendré mas incertidumbre,
porque la vida no es incierta, el futuro sí, representa un misterio porque no
lo conocemos. De lo que no podré prescindir será del amor de Dios, del amor de
mi familia, del amor de mis nietos.
Finalmente puedo decir sin amargura, sin reclamo, sin resentimiento
como lo expresó Borges en su poema “El arrepentimiento”. No pude ser feliz con
todo lo que la vida conlleva, me he alejado de los ditirambos y no soy adicto a
la adulación. El amor envanecido es perjudicial. El amor respetuoso,
considerado hacia la humanidad es ejemplo de civilidad. El envanecimiento es
agobiante, la generosidad ennoblece. Liberemos la fuerza y sabiduría que llevamos en el interior.
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