Desplieguen sus alas pájaros,
entornen el vuelo.
En pintado cerúleo cielo
donde no puedo escapar de tu mirada.
Soy cautivo de tus azules ojos,
los árboles no voltean a mirarse.
Soy cautivo de tu mundo
del dilacerante destino
de horas lastradas .
En el bosque los olivos se deshojan
en agosto y septiembre.
Los elfos corren sobre hojas secas;
caídas.
El follaje, las diminutas mañanitas
brotan silvestres, se yerguen hacia
el sol.
Espero sobre un anciano tronco
con la corteza añejada… aletargado.
Encontraré el día, el momento, que
me liberes.
Te llevo prendada,
desde que te vi por el nemoroso.
Somos almas adventicias,
sobrevivimos en un mundo
facticio, en el vórtice del tiempo.
Surge ante nuestros ojos:
La higuera, un azahar,
un trébol de cuatro hojas.
Nos hemos de mirar,
espero…
me liberes de ésta prisión húmeda
de agua y sal
convertida en lágrima.
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