Me voy a entregar a los recuerdos.
Viejo, cansado
ya no reparo en nimiedades
se han vuelto pesados los años
en la landa llanura de la vida.
Aquella sonrisa, tu sonrisa
no se borra de mi memoria.
Adolescentes días de risa y besos,
manos temblorosas, acariciaban
tu piel lozana.
Ahora camino despacio
me cubro de la lluvia
para no resfriarme.
Uso zapatos cómodos
en mis pies doloridos.
Aún siento
esa inquietud desbocada
al estar junto a ti.
Empezaré…
a vivir de recuerdos.
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