Libros unitarios, obras;
espejo de armonía.
Me incumbe el testimonio, el momento.
Pasa la palabra…
dicta el fluir del tiempo develado.
La poesía es a diario,
no proyecto ni medida.
Manifiesto: Somos poetas de transición.
La poesía no permanece inmóvil,
ara en el mar ; se esculpe en agua.
Si leo mis poemas en público
le quito sentido a la poesía.
Quiero que mis palabras sean tu voz un día.
La tinta escribe a ciegas; la vida no discute.
Ahora arde el crespúsculo,
apaga el volcán de fuego;
musgo de la montaña
población de gaviotas.
Miro a otros, los traduzco,
en el espacio me desdoblo,
la caligrafía muestra mis rasgos
mi verdadero rostro.
Describe un momento tan sólo
el que habita dentro de mí, por las noches.
Dama en actitud complaciente, piernas eternas.
Cerca la mancebía:
lugar donde dejé la promesa
de mis días.
Lista de grandes caminos… susurros, lápida
inexistente;
la memoria parecerá rosa vestida de colores.
Línea, mujer, silencio: desafío, sufrimiento.
Las palabras, sirven para escapar del mutismo.
Brisa cálida de tarde fría
venera al hombre pervertido.
Reverencia en el árbol el dulce romántico que ha
perdido.
Extasiado, carente de dignidad equivocó su sentido
del amor.
Perdona lector el fruto de la franqueza;
de los que habitan en mí.
Sin embargo trato de saborear la paz.
Concluyo: Sé que Dios resurgirá en mí;
me dará la salvación.
Sólo Él.
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