sábado, 10 de agosto de 2013

Aún podemos ver estrellas.

 
Llovieron niqueles, estaños,
estrellas titilantes sueños escondían.
Alguien abrió la ventana con asombro.
En la niñez podíamos ver estrellas
con ojos cerrados decía el poeta.
Hoy cruzamos valles
de esperanza muerta.
Asombrado al saberme
solo nuevamente,
envidio tu falta de cansancio.
Ni desilusión,
ni cruel catástrofe,
extraño tu piel… tocarte.
Encuentro surcos,
huellas, que el tiempo deja.
Mis párpados dormitan,
el espejo refleja
menos dientes.
En determinada época
tu andar fue breve
y mi cabello rizado,
se perdió
con la brisa del tiempo.
Hay tanto quehacer de ocio…
Empieza el día
no sé que espero…
por desilusión.
Una mano
que convierta ésta acidez
en esplendor
de medio día.
 


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