viernes, 11 de octubre de 2013

Canto sobre tu piel a través del papel

 
Debe ser éste canto para ti, completo,
como aire que pasa,
 derriba las espigas y golpea las flores.
Este es el canto a tu cabello largo y
bruño como la noche,
manto custodio de tus hombros;
 de tu figura.
Charco donde corre una esquirla de sol
y se queda anclada para siempre.
Del agua salen mis manos con peces adheridos,
llenos de arena, sílice y un poco de mar.
Ese canto nos hace ver hermosos.
Las penas y el aire de la ciudad no son alegres,
por tantas personas taciturnas,
por tantos vagos desamparados,
por tantos niños de la calle.
Yo le canto, a tu mirada,
a esa luz que mantienes encendida,
 es mi dicha; ingente ilusión.
No la puedo comparar con un río,
porque sería demasiado caudalosa.
Este canto es para tu boca grana;
 incendia las estrellas.
Canto a tu lengua, donde descansa tu boca;
es la chispa del deseo.
Siento tu cuerpo besado todo el día.
Canto a tu bajo vientre; de una real hembra,
manantial de bronce.
Tus piernas son fruta; pueden morderse,
siempre serán nido de mis manos,
donde los zanates se volverán bellos
y dejaran de ser azul negro.
Te podría seguir diciendo hasta donde llega mi canto,
desde tus pies pequeños, tus uñas
y a otras tantas partes.
Todo es fruta, ámbar comible.
Prefiero escribir este canto sobre el blanco papel.


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