jueves, 10 de octubre de 2013

Tango

 

Siento el movimiento

andares permanentes

cruzan el rumor del vuelo.

Depositas tus pasos en mi pecho,

tu cuerpo universo completo.

Percibo tu cadera…

bajo sirgos otoñales invisibles

corazón oculto en el  pecho

tus senos volcanes que lo ocultan.

El piso dormita entre nuestros pasos

se desbardan los aromas.

A lontananza se escucha Gardel

se desdobla la melodía

Volver luego La comparsita.

Te imagino alta, de músculos precisos

eres catedral de mis horas oníricas

Madrileña de larga falda

ojos cálidos, despierto mirar,

muslos melodiosos, diestros

silueta sonriente en vesperal movimiento,

 talle alto, senos sabor durazno.

Luden las teclas y el violín

al compás del péndulo

incesante flameo de tu orla oscura

tacones, incansable, brusco rasgar

de guitarras.

Tafetán adorna tu falda

cubre y descubre

perfectos adivinados muslos,

carne intocable a muchos.

Sueño que te abrazo y te pierdo.

Brazos suaves, sonrientes,

omóplato ardiente.

Aspiro la humedad de nuestros cuerpos.

Catedral, erguida columna.

Es tu baile motivación de mis sueños,

ante melodía de humo que

tácitamente dice:

Fumando espero…

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