jueves, 3 de octubre de 2013

No des el corazón...

No des el corazón… lo puedes perder.
En férvida caricia provocada por un beso,
en suaves labios de enamorado.
Eres isla desierta,
trémula caricia prisionera, inhabitada,
el sol no toca con sus fulgidos destellos
tu nítida piel.
No des el corazón… lo puedes perder.
En alucinada hora de caricias,
en furtivos escarceos.
Si apuestas a la suerte
perderás el corazón,
en noche de amor y sueño.
No te entregues en voces calladas,
que se pegan a los labios.
Mis manos recorren las tuyas
en caricia secreta.
Se ilumina tu mirada soñadora.
No des el corazón… en la hora del ansia,
en noche silenciosa, lenta,
triste o callada; lo puedes perder.
Atempera el movimiento y
forma tu silueta:
Polvo, aire, soplo, canto,
música de viento.
No des el corazón…
A cambio de un medroso verso
escrito apresurado; lo puedes perder.
Te descubro cada día,
en cada hoja
que deshoja el tiempo.
No des el corazón…
Hasta encontrar el amor…
Llegará en silencio
en espuma, en espejo…
En tiempo de arena,
al borde del umbral del sueño.
Con frases sucesivas…
interminables palabras de amor.
Llegará a tu cuerpo discreto,
a tu mar sin surcar
a los barcos perseguidos.
Cubrirá la cariátide de tu silueta,
el ubérrimo manantial donde fluye vida.
Lejos de amaritud  de la existencia,
del acíbar de palabras pronunciadas,
como venablo.
¡Sólo entonces… entrega el corazón!
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario