martes, 14 de julio de 2015

Aún podemos ver estrellas.


 

 Llovieron niqueles, estaños,

estrellas titilantes

sueños escondían.

Alguien abrió la ventana

con asombro.

En la niñez veíamos estrellas

con ojos cerrados; decía el poeta.

Hoy cruzamos valles

de esperanza muerta.

Asombrado al saberme

solo nuevamente.

Envidio tu falta de cansancio.

Ni desilusión,

ni cruel catástrofe,

extraño tu piel… tocarte.

Encuentro surcos,

huellas, del tiempo.

Mis párpados dormitan,

el espejo refleja

menos dientes.

En determinada época

tu andar fue breve

y mi cabello rizado,

se perdió

con la brisa del tiempo.

Hay tanto quehacer

de ocio…

Empieza el día

no sé que espero…

por desilusión.

Espero una mano

que convierta ésta acidez

en esplendor

de medio día.
 
 

 

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