martes, 7 de julio de 2015

El sonido de tu voz


El sonido de tu voz

 

Por. Isidoro A. Gómez Montenegro

 

Agonizante sonido de tu voz se funde en el céfiro, al cambiar el viento de lugar.

No se rompe, se parte el viento en ráfagas en sal blanca, desmenuzada. Cambia el color de la voz, iluminas mis instantes, en nosotros respira el Universo. Nos cubrimos de la intemperie, del intemperismo que erosiona las  horas.

Envejecemos juntos irreversible e ineluctablemente, vamos cerrando círculos, seguimos atrapados en sucesos.

Compartimos la palabra, sabemos que el amor arrastra materia.

Precipitándose  tu voz llega al cielo, tu transparencia sombrea la entreverada vista de grutas, palacios desolados, resplandor de recuerdos.

Calles perpetuas, yuxtapuestas, pisadas desveladas por ecos y voces de viandantes.

De madrugada, habrá un punto  en que dos cuerpos no se toquen, ritmo  concurrente de permanecer juntos.

Nos desplomamos en este Universo escrupuloso, simiente mundo en el que nacimos…creímos,  no hubo ofensa ni defecto, fue el hilo delgado de la fiesta de luz.

Pido piedad por nadar en las aguas de tus ojos amado Padre Celestial.

Solicito una oración, pienso; todo empezó con la integridad del árbol, luego la manzana.

En el Universo juntos, río de conciencias invisibles silban por bulevares del cosmos con limpia benevolencia.

Iré a la eternidad, mi voz alimentará caricias anidadas en tu bahía.

La juventud traslucida fue consumiendo fulgores de vida, ya no podré indagar el balcón de tus sedas, conozco tu numen; mi inmadura inteligencia de poeta, quiere iluminar estrellas con metáforas ya derruidas. 

Quedará el vestigio innato de tu voz agonizante, nadie sobrevive esto.

Es bueno que haya buenas conciencias y homenajes por la paz, la libertad  y el amor.

Me despido en adioses de alientos mágicos, de los que nos amaron. 
 

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