miércoles, 5 de febrero de 2014

Poema nocturno

                                                     
Poema nocturno

Por, Isidoro A. Gómez Montenegro.

De la garganta de la noche

brota sed a torrentes

 dibuja espacios con astros y

música de estrellas,

ecos de voces y estatuas erguidas.

La muchedumbre se agolpa

escuchan:

“Poema nocturno”.

Choque de estrellas,

hojas de bronce caen,

desde lo alto vuelan hojas secas.

Palabras pronunciadas en oscuridad,

en sombras, cantar de esferas.

Cinético llanto de hombre;

sabe su mortalidad.

No discierne sus palabras entre la lluvia,

frío, recidiva, cataratas de niebla,

agua de abajo hacia arriba,

granos de tinta,

piedra convertida en ceniza.

Éste poema,

vestigio de poca eternidad,

hecho con fe y poca piedad,

estamos en el linde,

en el limen de vida y noche.

¿A dónde ir?

¿A quién debo acudir?

Mi escritura ya no es oscura,

es de agua; igual a mis ojos.

Cuando me marche,

con sed de terminar

ésta miserable agonía,

por no encontrarnos.

Como aquél individuo

uncido al molino,

girando todo el tiempo,

en pos de sí mismo.

Aunque vagues por calles y

suburbios extraños,

regresarás con amargura,

permanecerás siempre a ciegas,

incurable, miserable,

volverás al polvo nuevamente.

No encontrarás tu obra sobre la tierra,

aunque iluminen estrellas,

constelaciones, estaño

 la antorcha llevada por tu compañera.

¿Acaso alguien sabía de ustedes?

¡No!, no se distinguían

vuestras sombras en la oscuridad.

Agonizarán líquenes, helechos,

 el hombre concluirá:

 La música de las estrellas.

 

 

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