miércoles, 29 de mayo de 2013

El amor y el tiempo


Cuerpo de límites confusos.

Imagen incorpórea en la oscuridad

con la que no puedo lidiar.

Las niñas de mis ojos te retienen,

apariencia abismal,

sutil silueta incitadora de pecado.

Tu desnudez, la nuestra

enciende las estrellas.

Dentro de la alcoba, dulces ecos;

presagios derramas

por tus pechos.

Tu corazón aloja mi testimonio de fuego

toco tus contornos diariamente,

pómulos salientes,

cuerpo que se hace visible

con mariposa entre las piernas.

Entre cada mudanza,

del día a la noche

existe una espera.

Tiempo, invencible diamante,

no siempre nuestro.

Esa mudanza de instantes

produce dolor no caduco.

Lágrima, herida de sangre,

de murmurantes asilos,

de constantes ausencias

que contemplan la noche.

Ávido amor que inicia

bordeando la oscuridad

no perdura en un beso, una caricia,

trastocados por el tiempo

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