jueves, 30 de mayo de 2013

Reticencias


Ahí donde nacen las grutas de los abrazos,

buscamos la comunión de nuestros cuerpos

pero no inmóviles nuestros brazos;

intuimos la ruta de la espuma de la vida

al despertar nuestros sentidos.

Los ingratos recuerdos quedan olvidados,

toco más allá del ombligo de Onfalia

tus genitales; son mar profundo.

Las ventanas se cierran ruidosamente,

los vidrios se empañan pudorosos.

Anocheciendo tu sexo brilla,

ilumina como el alba

lentificamos el tiempo

los instantes reticentes… sangran

las palabras son breves, entonces.


A pesar

de que mis huesos se carcomen cada día,

no importa la fatiga

nadie nos escuchará a esta hora.

Serás eterna joven, risueña, de espuma

Diosa, Venus, vaso de sacrificio

para que me rinda como hombre

con ávido beso en tu boca.

Tatuaré tus labios con mí nombre

para guardarme siempre en tu memoria,

ahora que envejezco y tengo dientes postizos

ahora que soy calvo y achacoso.

Quiero que al amanecer, seas tú

siempre… la diosa voluptuosa,

la que no envejece.

¡No!, no lo hagas,

que sea permanente  el recuerdo

de la ruta que un día  unió nuestras vidas.

 

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