Esperanza
muerta, cólera, ilusiones abandonadas, perdidas, colores no desahogados,
sílabas de rencor olvidado en estrechos corredores. El negro come heces del
blanco.
Mujer camina en
fuego, orina luz en charcas doradas, ahora los ríos son escarlata, pájaros
sobrevolando con alas llameantes, el fuego se licúa, se vuelve lluvia, arrastra
tiempo y murmullo; se mimetiza en páginas del día.
Imán avasallador,
sufren los demonios y gente de bien parte del Universo, ni la aurora, ni
destellos, la pareja viajó en el camión de las desdichas ahora se asfixia en el
Café Latino, esta vertical historia desciende al abismo.
Cae la meretriz
en manos de corales capilares, pétreos fulgores, sol, polvo derramado, gota
ardiente, sangre dorada.
Los
circundantes se quiebran, vida, ciudades, cabeza amorfa de medusa. Lo esparcido
en rumor del aire queda estratificado.
Capullos de orugas
trepan por las paredes, estallan sueños deshechos como enseres domésticos.
Amazonas cruzan el Universo, convertidas en ciegas moradas
del hombre como estiba a punto de caer.
Flautista
fantasmal redobla la mirada sobre cientos de mariposas acariciadas por mil
manos. Modelos de perfección de la naturaleza, las amazonas galopan entre nubes
dormidas, cazan emigs (enanos) con arcos.
Mujeres
engoladas contoneasen acuchilladas por el deseo, consuman maratón sexual,
quedan magulladas, exhaustas, como aquélla mujer Loto dorado que extrajo la
última polución y se sentó satisfecha,
dando grito sordo, efectos no sonoros del cohabitar.
Éxtasis animal,
del vocabulario secreto del deseo, perversiones de los que miran, Las mujeres
de de Hassi men, desvaído en la isla, su
pasado renueva, el amor verdadero es impertinente; en su juventud anheló
parecerse a la persona amada, la esconde donde no la vean los hombres.
Introspectivo,
la recuerda desnuda, como modelo inalcanzable para él, la acarició tisularmente
cerca de la pelvis y en lenta metamorfosis veía un espeso frente de brumas,
sombras calígines.
Han pasado las
peores pruebas, ahora, no arden los amorosos. Cada línea del verso, gotea en el oído de la gente, uniéndola al mundo
real.
En las
múltiples contradicciones de la vida en pareja, queda anestesiado el hábito
cotidiano, existe afuera el Universo prodigioso. Detengo la divagación, la
aceleración, pasan cosas asombrosas, caen estrellas cerca de las ventanas
producto del tornado.
Densa capa
desdibujada, al contorno se disipan los instantes en gotas de rocío, como
casamiento del cielo, del infierno (William Blake)
Volvemos al
reposo temporal a nuestra antítesis. Ella desborda el capital de neuronas en
busca de sus propias cumbres. Ya sin fuego, en río espumante recupera la
memoria, se vuelve grácil, no siempre encuentra generosidad en las personas con
aves posadas sobre los hombros; te llaman por tu nombre extasiándote, se mira
la corrupción del alma, levanta ámpulas en los hombres.
Si hallas un
hombre sayón o pensamos que Azael desea una mujer, se rompe el cordón dorado de
la luz de los ángeles quedan sin envoltura, a la deriva.
Se mira espesa
frente de sombras caídas del Boster y Burton, ella encuentra a su cómplice adversaria, retrocede a sus demonios internos,
se pregunta dónde quedó perdido el último vestigio de la humanidad; se
restituyó la capacidad del valor.
El ángel Azael
se convirtió en éter, iluminación, capaz de realizar prodigios y cruzar la
tierra sin tocarla con la punta de los pies, salta montañas, atraviesa ríos
aceitunados, se encuentra mujeres, con causes entendidos.
Legión de luces
parpadean sorprendidas, no comprenden
que los ángeles vuelan y la gente queda muda al escuchar la voz del poeta,
cráneo sostiene tu pecho, duerme en tus senos.
Cubre tu cabeza
con chal, comienza el reblandecimiento cerebral, vaporosa humedad llega hasta
las sienes, amplitud anfibia, el mundo sale del agua.
Vahos, vapores…
espera, no importa que la vida te tome por
sorpresa, te vuelves consverturinaria, conjuntas objetos especiales, disfrutas
el ambiente, perfume de especies desconocidas, palabras surgen sin detenerse,
por el placer de complacerte. El altar queda iluminado, se mantuvo firme para
el ángel, los pájaros pardos quedaron postrados ante la magnificencia del aletear de sus alas al volar la
hojarasca, al marcharse a otro bosque, la ciudad se queda sin pájaros, con
árboles desnudos el primer atardecer de éste otoño.
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