jueves, 18 de julio de 2013

Para morir

 
Para morir…
 basta algo de brisa
que cale hasta los huesos.
Apagar la luz para morir apenas.
Para morir…
se necesita cerrar los labios
antes de decir amor.
La sangre obligada
al salir de los labios
espera tengan color las palabras,
encontrar la moneda perdida.
En el anaquel,
el libro nos susurra algo;
el plato en la mesa
con restos de condumio
 cubiertos; puedan volver a ser mineral.
Para morir…
hay pocas palabras que lo expresen.
Desde el balcón de un edificio antiguo
hoy ya no queda ninguno,
se escucha poco la luz de las estrellas
 las noches; tienta a los suicidas.
Los pájaros nocturnos redondean sus nidos,
 sacuden sus plumas.
Para morir…
no sé si tenga
que salir de la asunción del mar
donde quedaron mis huesos
 emergen de arrecifes de coral rojo.
Me animaré a caminar entre
ciegos; no ven mas allá de su nariz
los indolentes pedigüeños.
Para morir…
solo necesito
del claro silencio de mi boca.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario