martes, 25 de junio de 2013

Canto sobre tu cuerpo a través del papel

 
 

                                                   Debe ser éste canto para ti, completo,

como aire que pasa,

 derriba las espigas y las flores golpea.

Este es el canto a tu cabello largo y

bruño como la noche,

manto custodio de tus hombros;

 de tu figura.

Charco donde corre una esquirla de sol

y se queda anclada para siempre.

Del agua salen mis manos con peces adheridos,

llenos de arena, sílice y un poco de mar.

Ese es el canto que nos hace ver hermosos a todos.

Las penas y el aire de la ciudad no son alegres,

por tantas personas taciturnas,

por tantos vagos desamparados,

por tantos niños de la calle.

Yo le canto, a tu mirada,

a esa luz que mantienes encendida,

 es mi dicha; ingente ilusión.

No la puedo comparar con un río,

porque sería demasiado caudalosa.

Este canto es para tu boca grana;

 incendia las estrellas.

Canto a tu lengua, donde descansa tu boca;

es la chispa del deseo.

Siento tu cuerpo besado todo el día.

Canto a tu bajo vientre; de una real hembra,

manantial de bronce.

Tus piernas son fruta; pueden morderse,

siempre serán nido de mis manos,

donde los zanates se volverán bellos

y dejaran de ser azul negro.

Te podría seguir diciendo hasta donde llega mi canto,

desde tus pies pequeños, tus uñas

y a otras tantas partes.

Todo es fruta, ámbar comible.

Prefiero escribir este canto sobre el blanco papel.

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