martes, 18 de junio de 2013

El mar

 

El mar golpea ruidoso la orilla,

 valladar indescriptible de indiferencia,

se irguió como muralla

de imponderables circunstancias,

 bloqueó mi intención

 de sorprenderte con mi voz.

El viento con silbos y ráfagas

sacude palmeras, árboles.

 Almas perdidas,

golpean la orilla de arena.

Escanciadas conchas nácar

quedan incrustadas.

Espuma viene y va.

Esculpe el aire figuras,

formas desnudas, ante rayos  

que indubitable nos regala el sol.

Es tiempo de olvido…

  de remembrar,

tu silueta reflejada

en  espejo malaquita.

Tus ojos de ondina

recién salida de crestas índigo del océano.

Sirena de ensueño,

de senos urentes al viento,

 canto de sortilegio,

mitad mujer mitad escama.

Bajo tu ombligo; génesis de la vida,

principio del mundo,

gotea agua sal y océano cerúleo,

espejo que refleja nubes errabundas

como mi vida

– agua azul zafiro.

Estúpida roca desierta

dividió nuestro mundo a golpe de mar,

continuos silbos del viento.

Canten ángeles acuáticos,

denos la anunciación,

nuestra imagen permanecerá al margen,

dividida, separada.

Triste sonar de laúdes.

El valladar de indiferencia,

quedará como recuerdo

de la criatura

mitad mujer, mitad escama,

 fue sortilegio, se convirtió en evocación.

Mis pies se hunden en la humedad

de la orilla en ese mar de roca

ceramita de una tarde taciturna.

 

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