sábado, 15 de junio de 2013

El edén


Existe un lugar sin huella de hombre.

Aves disputándose las ramas.

Árboles formando bóvedas sombrean

la tupida hierba, crece sin freno.

Pájaros con plumas de:

Zafiros, esmeraldas, topacios

deslumbran entre los troncos.

Gigantes se arriman…

acarician los pétalos de las flores.

La hierba y la espiga desafían al viento,

no los abate, ni los desvirtúa,

sólo los inclina.

Ríos silenciosos nacen

en la oquedad de piedra… de roca.

De la garganta brota la palabra…

cálida, inquebrantable.

Voz inspirada; clamor de paraíso virgen.

Malva silvestre,

tallos verdes en movimiento…

aire que traspasa raíces.

Marcaremos huella en el sendero, al caminar.

Arrojaré guijarros a los ríos silenciosos…

caerán en ondinas diáfanas.

Valoremos el edén en que vivimos.

Paraíso, creación divina…

¡Maravillosa!

¡Gracias buen Dios!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario